Se encuentra en la sierra de Valsalobre, al norte de Cuenca, pegando con Guadalajara.
Pues bien, fue el destino el que nos cruzó con esta magnífica sima, que aunque no tiene mucho recorrido en horizontal, tiene algo que la hace diferente.
En un principio teniamos pensado atacar a la Juana II, pero la Alfa II se encontraba a unos 20m de donde acampamos, y al depertarnos y verla, la curiosidad nos ganó la partida he hizo que bajaramos a explorarla.
No contabamos ni con mapas, cuerdas estáticas, croll, técnicas de progesión vérticales, ni nada, es más, el nombre de la sima lo descubrimos con el tiempo.
Pero el destino es caprichoso, y gracias a que nos cruzó con ella, hizo que no fueramos a la Juana II, sima para la cual no estabamos prepados ni por asomo, es más, la Alfa II, de unos 70m de desnivel, fue nuestro primer contacto con cavidades verticales y ahora, desde la perspectiva que da el tiempo, sabemos que fue una locura, pero locura que nos enamoró de la espeleología e hizo que odiaramos por un día a David.
Sólo con ver la equipación que montamos para bajar, vemos que la seguridad y sensatéz brilló por su ausencia. Fueron unas 5 horas de máximo sufrimiento, no bajamos ni con agua ni con esos pistachitos que nunca nos han faltado, pero bueno, aún así, mereció la pena como la que más, porque fue el inicio de las exploraciones en cavidades verticales.
Un saludo y agradecimiento a David y Dani por ese día.