domingo, 1 de enero de 2012

Skeleton Coast (Namibia)

Nos encontamos en la Skeleton Coast, una costa fantasma de unos 500 km de largo, bañada por las gélidas y bravas aguas atlanticas, infestada de barcos encallados a lo largo de los años, carreteras de sal, vientos huracanados y tierra, mucha tierra.
Ahora que ya estamos situados, explicaremos el porqué este fantasmabólico lugar es un imán para los barcos. Durante más de 6 meses al año, los vientos cálidos provinentes del desierto, chocan con las frias corrientes de agua que suben del mismisimo Polo Sur, formando una niebla de kilometros y kilometros de espesor haciendo que aquellos barcos que no contaban con sistemas de georepresentación, estuvieran perdidos y navegaran a ciegas, y aquellos con peor suerte quedaran encallados formando parte de la leyenda negra que envuelve a Skeleton Coast.

Nosotros dimos fé de lo implacable que puede llegar a ser Skeleton Coast, en cuestión de segundos fuimos envueltos por una tormenta de arena y  la carretera desapareció,  pero lejos de parar, seguimos, hasta que las peores pesadilla se hicieron realidad, pinchamos y en mitad de la tormenta, tuvimos que cambiar la rueda siendo acribillados por miles de granos de arena. Pero también fuimos testigos de numerosos barcos encallados y una plataforma petrolífera abandonada a su suerte.
 
A continuación, os dejo alguna de las fotillos de la travesía, que comprendió desde Walvis Bay hasta Anderson Gate, una de las entradas del Etosha National Park, en total,  más de 1000 km de caminos sin asfaltar, desiertos y paisajes increibles.



Entrada al parque.

Paisaje característico de Skeleton.

Cambiando la rueda en mitad de la tormenta.


Carretera que cruza el parque.



Restos de una plataforma petrolífera abandonada.



Más salir de Skeleton, fuimos recibidos con este maravilloso paisaje.

Pues esto es todo señores, un saludo a todos y sobre todo, a todas!



sábado, 24 de diciembre de 2011

Grúa flotante BOSS 400 (Cape Town)

El BOSS 400 se encuentra en la costa de Cape Town (South Africa), más concretamente en  Llandudno, una pequeña urbanización a las a fueras de Ciudad del Cabo. Para llegar hacia el Boss, existe una senda que se hace hueco a traves de un bosque de zarzas, matorrales y árboles. Tardamos tres intentos y algo más de un año para poder llegar a estar a 5 metros de él. Llegamos a pensar que era inaccesible por tierra, y sólo podriamos llegar a él por mar. Pero el destino, siempre tan detallista con nosotros, nos obsequió el día menos pensado con la senda que nos llevaría hacia el Boss.


Una vez que llegamos, tras unas tres horas de trekking,  fuimos coscientes que poder dar un paseo por su interior era una mision imposible, a la par que suicida. Pero teniamos una cosa clara, y esque sin intentarlo, nos arrpentiriamos durante mucho tiempo, y ya llevábamos un año esperando volver atacar al Barco, como para dejar que se nos escapara. El pastel ya nos lo habiamos comido, ahora solo faltaba ir a por la guinda.

Buscamos el lugar adecuado y ... David se tiró al mar, en busca de un  flanco por el cual abordar el Barco. Aunque el oleaje era prácticamente nulo, el simple movimiento de la marea hizo imposible que Davich pudira meterse dentro.

Al final, la guinda no nos la comimos, pero pudimos saciar nuestra hambre de aventura, no arrepentirnos de no haberlo intentado y haber cerrado el círculo un año después. La misión habia finalizado, pero la sensación era la de una clara victoria.

A continuación, os dejo algunas fotillos de los tres intentos que hemos dado:




David volviendo del barco.

Necesitabamos un plan para abordarlo.


Esta última foto, es del Verano del 2010 y se puede observar como la proa todavía no está hundida.


Bueno señores y señoras, un saludo a todos y sobre todo, a todas.
Que pasen un Feliz Navidad.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Victoria Fall, sencillamente, increible.

Después de haber conducido desde Cape Town (el punto de partida) 6 días, atravesado Skeleton Coast y superado algún que otro contratiempo, nos plantamos en Zambia, mas concretamente en Livingstone, pequeño pueblo asentado a la vera del Zambeze, río que realiza uno de los saltos mas increibles que la naturaleza puede mostrar. Habiamos llegado, lo habiamos conseguido, después de haber pasado dias preguntando a Google que como eran las cataratas, estabamos a unos minutos de verlas con nuestros propios ojos. Dudo que consiga describir lo que supuso para nosotros quedarse pasmados enfrente de toneladas de agua callendo, la bruma tapando el fondo de las cataratas y el impasible arcoiris custodiando la zona.
Hizimos fotos de todos los tipos, colores, formas y tamaños... pero todavia no se habían desvelado todas las cartas, y esque, nuestra sed de exploración hizo que recorrieramos los alrededores buscando mojarnos los pies en las aguas que arrastra el señor Zambeze, hasta encontrarnos con un par de jovenes que nos prometieron unas increibles vistas y un par de increibles fotos con el Sol buscando el Oeste y a punto de desaparecer. Nosotros aceptamos, la verdad que no estabamos seguros de adonde nos llebaban, pero por si las moscas, no podiamos dejar pasar la oportunidad, asique, nos quitamos los zapatos, le dimos la camara a uno de los señores, y empezamos a cruzar el Zambeze hasta llegar a un islote de considerable tamaño. Pensamos que el "paseo"  finalizaba allí, rodeados por las fuertes aguas y un "sunset" de película. Pero no, era solo un peqeño descanso... el destino, era el mismísimo precipicio. Fue sencillamente inolvidable a la par que increible, ir saltando de roca en roca, paso a paso, hasta llegar al abismo y tener una de las mejores vistas que e visto.





Abajo, un precipicio al que no se lo podía ver el fondo, a la derecha, el Sol desapareciendo,  arriba, un arcoiris  espectacular y a los lados, el agua corriendo.


Grandes hombres, hicieron historia!

miércoles, 25 de mayo de 2011

Caminito del rey y Sistema Hundidero - Gato (Málaga)

La madre de todas las rutas.
Así es con el nombre que hemos apodado a este increible e inolvidable finde que pasamos juntos. El sábado, el Caminito del rey, el domingo, Cueva Hundidero - Gato. El finde se presentaba completito, pero después de mas de un mes preparandolo, las ganas con las que afrontamos la "rutaca" fueron enormes.
Del caminito, ¿qué decir?, las imágenes hablan por si solas... increibles vistas, increible compañia e increible cantidad de adrenalina que suelta uno cuando va caminando por una vieja y oxidada vía del tren a más de 80m de altura.

Por desgracia, no contamos con imágenes de la cueva, ya que la cámara que se presentaba como "acuática" no estuvo a la altura de las circustancias y bajando el cañon de los Gaitanes a nado, petó, asique no pude mojarla más en todo el viaje.

La travesía Hundidero - Gato cuenta con unos 4km repletos de lagos, tirolinas, rapeles... sin contar con las obras que tuvieron lugar allá por los años 20, donde se intentó parar el agua que se filtraba del pantano que se encuentra encima del sistema.
Como dijo el dependiente que nos alquiló los neoprenos, "no se le puede poner una puerta al desierto".
Los restos de las obras, te hacen creer que te encuentras en alguna película de Indiana Jones, al ver las pasarelas abandonadas colgando por encima de tí.

Pero uno de los momentos que mas me llenó del viaje fue el sábado por la tarde, después de completar el caminito, nos fuimos a Ronda, mágnifico pueblo donde buscamos un Burguer y repostamos energías, después pusimos rumbo a un camping cerca de la cueva. La tarde se pasó volada, entre risas y anécdotas de unos y otros. Ya por la noche, nos tocó vivir el drama del descenso, donde acompañados de una sandia y chocolate de lacasitos, Piru, calló en un estado de coma dentro del coche.
Bueno, sin mas preámbulo, os dejo las fotacas del viaje! ;)

 
 
 











 
Volviendo a nado por el desfialdero.


 
Esta foto la he cogido de Internet, pero es para que podáis haceros una idea del interior de la cueva.

Después de unas 8 horas dentro de la cueva, no tomamos el mas que merecido bocata, el cual, será dificil de superar.

Bueno chavales, que la expedición ha sido elevada a categoria de mito, asique nada, a preparar la siguiente, que el valle de Ordesa  y sus calvijas de Cotatuero nos esperan =).

Un orgulloso haber pasado el finde con vosotros.
Un saludo a David, Mario, Carmonita y Piru.

viernes, 13 de mayo de 2011

Crónica de una experiencia en el Kalahari, Botswana

Corrían tiempos difíciles...

El verano sudafricano tocaba a su fin, y el equipo local de Ciudad Del Cabo, los Stormers, hacían honor a su nombre y traían las priemras tempestades a la zona. Había que preparar algo, y había que hacerlo pronto si queriamos poder aprovechar las festividades de Semana Santa. Rápido se barajearon conocidas opciones:
Buceo con tiburones en Gaansbaai, visita al cabo de agujas (punto más meridional del continente africano), ruta hacia el cabo de Buena Esperanza, Incursión en la Ciudad fantasma de Kolmanskop en Namibia...
Todas ellas eran ya rutas conocidas, por lo que esta vez había que ser original, teníamos que pensar a lo grande!!. Las gigantescas Dunas del desierto de Namib que circundaban el oasis perdido de Sossusvlei,
en pleno corazón de Namibia parecía ser la ruta elegida. Pero no podía ser, esta vez no, ya que de lo contrario, nunca sería perdonado por semejante traición. El Namib tendrá que esperar... una vez más.

Absorviendo con avidez decenas de páginas web en busca de inforamción, di con un pequeño parque Nacional en el Norte de Sudáfrica  donde se encotraban unas cataratas, que la bibliografía consultada calificaba como las sextas más anchas del mundo. EL sitio parecía estar ya claro,
pero la ventana de tiempo de Cinco días que las festividades nos proporcionaban parecían ser exceisvas para una visita a un simple "salto" de Agua. Había que siguer buscando, y a escasos 100 Km de la zona se encotraba otro parque Nacional, esta vez compartido entre Sudáfrica y Botswana. La cosa no pintaba mal, y entre su fauna se encontraban 400 leones, cantidad igualada también entre guepardos y leopardos, y a la que había que añadir la nada despreciable cifra del millar de hienas que rondaba por el Parque.

Con esta información tan solo nos quedaba dar un toque de calidad a la incursión, por primera vez ibamos a dejarnos de coches baratos de alquiler para dar el salto a los 4x4.



Día 1:

Tras aprovisionar de víveres y agua el Nissan Navara, nos pones rumbo al norte de Nambia, es tarde y la luz solar nos abandona apenas 100km después de dejar Cape Town, por delante: otros 600Km que se amenizan con un par de paradas para reponer energías, hidratarnos debidamente y tomar alguna que otra fotografía.


Llegados a Sprinbok, localidad ya visitada anteriormente en nuestra primera incursión a Namibia, giramos noventa grados para adentrarnos en la inacabable N10... y digo inacabable porque la cual fluye por interminables rectas que desaparecen en el horizonte. Había llegado la hora de parar, montar rápidamente la tienda y descansar para el largo día que nos esperaba de nuevo al levantar el sol.


Dia 2:

Divisamos con entusiamos el paraje que nos envuelve,


la elección aleatoría dónde decidimos montar nuestros aposentos fue un rotundo éxito.  Diferentes aves parecen posar para que sean inmortalizadas en bellas capturas.




Rápido nos ponemos en marcha para en apenas 50Km introducirnos en el Parque Nacional de las Cataratas de Augabries.


Los primeros detalles de fauna Salvaje afloran antes ni de tan siquiera divisar la primera caida de Agua








El espectáculo es imponenente y vibramos por la emoción con la misma fuerza que el agua se precipita al vacío.



No me atrevo a imaginar la descomunal potencía con la que el agua tuvo a que arrasar algunos de los miradores.

 
El primer hito del viaje estaba conseguido y la expericia y las imágenes quedarán irremplazables en nuestra memoria.



De vuelta al coche, nos dirigimos hacia la localidad Upintong, desde dónde posteriormente giraríamos de nuevo al norte para acercarnos al segundo enclave de nuestro viaje, pero eso quedaba todavía lejos, lo primero era volver a saciar el hambre y que mejor sitio y forma que una barbacoa a la sombra de una enrome Acacia.





Parece que no eramos los únicos con ganas de saciar nuestro apetito, el olor de nuestra barbacoa había alertado a más de uno...



200 km al norte de Upington, a tan solo 10 de la entrada del parque Nacional, la noche se nos echa encima, y con ello un majestuoso atardecer que nos hace percatar de que no encontramos en plena Sabana



Decidimos para en un camping con la idea de cenar una ensaladita y refrescarnos con una ducha. El baño nos refrescó, pero más lo hizo la descomunal tormenta que literalmente se precipitó sobre nosotros, el struendo de los truenos y las gotas al chocar la tienda hacían imposible conciliar el sueño.


Finalmente caimos rendidos cuando ameinaba la tormenta con la duda de cómo de transitables estarían los caminos a la mañana siguiente....

TO BE CONTINUED