viernes, 13 de mayo de 2011

Crónica de una experiencia en el Kalahari, Botswana

Corrían tiempos difíciles...

El verano sudafricano tocaba a su fin, y el equipo local de Ciudad Del Cabo, los Stormers, hacían honor a su nombre y traían las priemras tempestades a la zona. Había que preparar algo, y había que hacerlo pronto si queriamos poder aprovechar las festividades de Semana Santa. Rápido se barajearon conocidas opciones:
Buceo con tiburones en Gaansbaai, visita al cabo de agujas (punto más meridional del continente africano), ruta hacia el cabo de Buena Esperanza, Incursión en la Ciudad fantasma de Kolmanskop en Namibia...
Todas ellas eran ya rutas conocidas, por lo que esta vez había que ser original, teníamos que pensar a lo grande!!. Las gigantescas Dunas del desierto de Namib que circundaban el oasis perdido de Sossusvlei,
en pleno corazón de Namibia parecía ser la ruta elegida. Pero no podía ser, esta vez no, ya que de lo contrario, nunca sería perdonado por semejante traición. El Namib tendrá que esperar... una vez más.

Absorviendo con avidez decenas de páginas web en busca de inforamción, di con un pequeño parque Nacional en el Norte de Sudáfrica  donde se encotraban unas cataratas, que la bibliografía consultada calificaba como las sextas más anchas del mundo. EL sitio parecía estar ya claro,
pero la ventana de tiempo de Cinco días que las festividades nos proporcionaban parecían ser exceisvas para una visita a un simple "salto" de Agua. Había que siguer buscando, y a escasos 100 Km de la zona se encotraba otro parque Nacional, esta vez compartido entre Sudáfrica y Botswana. La cosa no pintaba mal, y entre su fauna se encontraban 400 leones, cantidad igualada también entre guepardos y leopardos, y a la que había que añadir la nada despreciable cifra del millar de hienas que rondaba por el Parque.

Con esta información tan solo nos quedaba dar un toque de calidad a la incursión, por primera vez ibamos a dejarnos de coches baratos de alquiler para dar el salto a los 4x4.



Día 1:

Tras aprovisionar de víveres y agua el Nissan Navara, nos pones rumbo al norte de Nambia, es tarde y la luz solar nos abandona apenas 100km después de dejar Cape Town, por delante: otros 600Km que se amenizan con un par de paradas para reponer energías, hidratarnos debidamente y tomar alguna que otra fotografía.


Llegados a Sprinbok, localidad ya visitada anteriormente en nuestra primera incursión a Namibia, giramos noventa grados para adentrarnos en la inacabable N10... y digo inacabable porque la cual fluye por interminables rectas que desaparecen en el horizonte. Había llegado la hora de parar, montar rápidamente la tienda y descansar para el largo día que nos esperaba de nuevo al levantar el sol.


Dia 2:

Divisamos con entusiamos el paraje que nos envuelve,


la elección aleatoría dónde decidimos montar nuestros aposentos fue un rotundo éxito.  Diferentes aves parecen posar para que sean inmortalizadas en bellas capturas.




Rápido nos ponemos en marcha para en apenas 50Km introducirnos en el Parque Nacional de las Cataratas de Augabries.


Los primeros detalles de fauna Salvaje afloran antes ni de tan siquiera divisar la primera caida de Agua








El espectáculo es imponenente y vibramos por la emoción con la misma fuerza que el agua se precipita al vacío.



No me atrevo a imaginar la descomunal potencía con la que el agua tuvo a que arrasar algunos de los miradores.

 
El primer hito del viaje estaba conseguido y la expericia y las imágenes quedarán irremplazables en nuestra memoria.



De vuelta al coche, nos dirigimos hacia la localidad Upintong, desde dónde posteriormente giraríamos de nuevo al norte para acercarnos al segundo enclave de nuestro viaje, pero eso quedaba todavía lejos, lo primero era volver a saciar el hambre y que mejor sitio y forma que una barbacoa a la sombra de una enrome Acacia.





Parece que no eramos los únicos con ganas de saciar nuestro apetito, el olor de nuestra barbacoa había alertado a más de uno...



200 km al norte de Upington, a tan solo 10 de la entrada del parque Nacional, la noche se nos echa encima, y con ello un majestuoso atardecer que nos hace percatar de que no encontramos en plena Sabana



Decidimos para en un camping con la idea de cenar una ensaladita y refrescarnos con una ducha. El baño nos refrescó, pero más lo hizo la descomunal tormenta que literalmente se precipitó sobre nosotros, el struendo de los truenos y las gotas al chocar la tienda hacían imposible conciliar el sueño.


Finalmente caimos rendidos cuando ameinaba la tormenta con la duda de cómo de transitables estarían los caminos a la mañana siguiente....

TO BE CONTINUED

1 comentario:

  1. ¡Qué pasada de viaje!No sabía yo que tenía un amigo invisible tan aventurero...Me ha alegrado mucho ver tu comentario en mi blog. Felicidades por el tuyo y un beso fuerte!!!!

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